S.I.D.A. significa Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida. Síndrome: conjunto de signos y síntomas característicos de una enfermedad. Inmunodeficiencia: Debilitamiento del sistema inmunológico del organismo. Adquirida: aparece en el curso de la vida, es decir que no es congénita ni hereditaria.
Una persona portadora del virus que mantiene relaciones sexuales sin cuidar a su compañero o compañera lo/la está exponiendo en cada acto sexual, a una situación de alto riesgo de contagio.
El preservativo masculino y femenino es el método más eficaz para prevenir la transmisión del HIV en las relaciones sexuales.
Una persona portadora del virus que mantiene relaciones sexuales sin cuidar a su compañero o compañera lo/la está exponiendo en cada acto sexual, a una situación de alto riesgo de contagio.
El preservativo masculino y femenino es el método más eficaz para prevenir la transmisión del HIV en las relaciones sexuales.
No, no es lo mismo. Una persona puede ser portadora del virus HIV, pero aún no haber contraído la enfermedad del SIDA.
Se llama portador a la persona que, tras adquirir la infección por el VIH, no manifiesta síntomas de ninguna clase. Se llama enfermo de SIDA al que padece algún proceso infeccioso, tumoral, etc., con una precariedad inmunológica importante. Tanto el portador como el enfermo de SIDA se denominan seropositivos, porque tienen anticuerpos contra el virus que pueden reconocerse en sangre, con una prueba de laboratorio.
En líneas generales, desde que una persona se infecta con el HIV hasta que desarrolla la enfermedad del SIDA, existe un período asintomático que suele durar hasta unos 10 años. Durante este tiempo el sistema inmune sufre una destrucción progresiva, hasta que llega un momento crítico en el que el paciente tiene un alto riesgo de padecer infecciones y tumores.
Un resultado positivo no significa que la persona haya desarrollado la enfermedad, sino que es portadora del virus y lo puede transmitir por la sangre o las secreciones sexuales. Dicha persona ha de tomar las precauciones necesarias para disminuir el riesgo de evolución hacia el SIDA y para evitar exponer a otras personas al virus.
Se llama portador a la persona que, tras adquirir la infección por el VIH, no manifiesta síntomas de ninguna clase. Se llama enfermo de SIDA al que padece algún proceso infeccioso, tumoral, etc., con una precariedad inmunológica importante. Tanto el portador como el enfermo de SIDA se denominan seropositivos, porque tienen anticuerpos contra el virus que pueden reconocerse en sangre, con una prueba de laboratorio.
En líneas generales, desde que una persona se infecta con el HIV hasta que desarrolla la enfermedad del SIDA, existe un período asintomático que suele durar hasta unos 10 años. Durante este tiempo el sistema inmune sufre una destrucción progresiva, hasta que llega un momento crítico en el que el paciente tiene un alto riesgo de padecer infecciones y tumores.
Un resultado positivo no significa que la persona haya desarrollado la enfermedad, sino que es portadora del virus y lo puede transmitir por la sangre o las secreciones sexuales. Dicha persona ha de tomar las precauciones necesarias para disminuir el riesgo de evolución hacia el SIDA y para evitar exponer a otras personas al virus.
En la siguiente página web la información completa!!!
Los riesgos y los beneficios de la lactancia materna (UNICEF)
Para las madres infectadas con el VIH, la decisión de amamantar o no amamantar a sus hijos puede resultar un dilema doloroso, ya que debe sopesarse el riesgo de infección a través de la lactancia con relación a los peligros que entraña la alimentación artificial. Los lactantes que son amamantados por madres infectadas con el VIH tienen entre un 10% y un 20% de probabilidades de contraer el virus.
Sin embargo, los recién nacidos que no toman leche materna son seis veces más propensos a morir de diarrea o de infecciones respiratorias. Por otra parte, la leche materna proporciona una alimentación completa y fortalece el sistema inmunológico de los lactantes. Por lo tanto, el dilema es cómo decidir si amamantar o no a los recién nacidos.
El primer paso sería someterse al análisis del VIH. Si el análisis confirma que la madre no está infectada con el VIH, no cabe duda de que debe amamantar a su recién nacido. Si el análisis demuestra que está infectada con el VIH, deberá considerar la posibilidad de emplear un sucedáneo de la leche materna. Sin embargo, esos sucedáneos sólo se pueden suministrar si las madres tienen acceso al agua potable y disponen de los medios económicos como para adquirir leche artificial durante al menos seis meses. Otras posibilidades es el tratamiento térmico de la leche materna previamente extraída, el empleo de bancos de leche, o la lactancia proporcionada por una nodriza que no esté infectada con el VIH.
Si ninguna de estas alternativas es factible, segura o sostenible, se recomienda que las madres amamanten a sus hijos recién nacidos durante seis meses solamente. Cuanto más prolongado sea el periodo en que una madre infectada con el VIH amamanta a su recién nacido, más elevado será el riesgo de que el lactante contraiga la enfermedad. Los bebés a los que se amamanta durante seis meses presentan tres veces menos riesgo de infección que los que consumen leche materna durante dos años.
También se recomienda que en esos seis meses, o al menos durante los tres primeros, no se combine la lactancia con otro tipo de alimentación. Un estudio realizado en Sudáfrica mostró que los recién nacidos que habían sido amamantados de manera exclusiva tenían menos probabilidades de contraer la enfermedad que los que recibían otros alimentos, jugo o agua, además de la leche materna.
Las madres infectadas con el VIH que opten por amamantar a sus recién nacidos pueden tomar algunas precauciones que reduzcan la posibilidad de contagiar la infección a los lactantes, como prevenir o tratar los problemas de mama, los pezones agrietados, la mastitis y otras formas de inflamación, así como también tratar de inmediato las llagas y hongos que suelen salir en la boca de los lactantes.
Las madres infectadas con el VIH que opten por amamantar a sus recién nacidos pueden tomar algunas precauciones que reduzcan la posibilidad de contagiar la infección a los lactantes, como prevenir o tratar los problemas de mama, los pezones agrietados, la mastitis y otras formas de inflamación, así como también tratar de inmediato las llagas y hongos que suelen salir en la boca de los lactantes.
Ruth A. Lawrence, Robert M. Lawrence, en su libro “Lactancia Materna: Una guía para la profesión médica”, nos dice:
“La pandemia del Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA), ha constituido una nueva razón para distribuir leche artificial a los países en vía de desarrollo con objeto de prevenir la transmisión del Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH), desde las mujeres infectadas hasta sus recién nacidos. Esta situación requiere una consideración seria del cociente riesgo/beneficio relativo a la lactancia materna debido a que la tasa de mortalidad de los lactantes por otras causas en caso de no recibir lactancia materna supera la tasa de mortalidad asociada a la infección del VIH a través de la leche materna.”
Diferentes miradas sobre un mismo tema, los invito a seguir informándose y reflexionar sobre estos temas tan importantes para nuestra comunidad....
Participen dando sus opiniones y/o experiencias!!!
Gracias por difundir.
Patricia Vilasetrú
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